BREVE RESEÑA BIOGRÁFICA Y OBRA
Bárbara Kruger, artista conceptual norteamericana, nació el 26 de enero de 1945 en Newark, Nueva Jersey. Se graduó de Weequahic Hogh School y luego estudió arte y diseño con Diane Arbus y Marvin Israel en la Escuela de Diseño Parsons de Nueva York. Comenzó trabajando como diseñadora en la revista Mademoiselle y luego continuó como editora de imágenes en House and Garden, Aperture y otras publicaciones. Además de ser artista y diseñadora, Barbara Kruger ha enseñado en diversos lugares tales como el Instituto de Arte de California, el Instituto de Arte de Chicago y en la Universidad de California. Bárbara Kruger siempre ha estado fuertemente vinculada al tema de género y al feminismo, el cual predomina en su obra. Sus primeros trabajos como artista comprendieron obras hechas con materiales textiles con tejidos, hilados, perlas, lentejuelas, plumas y cintas. Estas técnicas de origen decorativo se asociaban al trabajo manual de las mujeres y en esos años ciertas artistas feministas, como Kruger, las reivindicaron en el mundo del arte. Luego pasó a trabajar con fotografías en blanco y negro de exteriores arquitectónicos, a las cuales agregaba texto. Su trabajo artístico insignia se nota fuertemente influenciado por sus experiencias creativas en el campo del diseño. Muy influenciada por las ideas de Michel Foucault, Roland Barthes y Jacques Lacan, comienza a realizar collages estilo agit-prop con documentos fotográficos ya existentes a los que les agrega textos concisos y frontales en tipografía Futura Bold Oblique en color blanco sobre fondo rojo. Este texto suele invertir el significado de fondo, cuestionando temas como el consumismo, el poder, los estereotipos sociales, el papel de la mujer, las políticas sociales, provocaciones feministas, religión, sexo, etcétera Descubre que la fotografía es un medio de difusión importante e impactante, al mismo tiempo que considera que el poder en las relaciones sociales se impone a través de la imagen. Ella sostiene que la sociedad está controlada por los códigos dictados por los medios de comunicación, hasta el punto de que las experiencias vividas en ocasiones se reducen a la imitación de aquellos clichés asentados en nuestra memoria. Sus obras buscan despertar en el espectador una actitud crítica frente a todos los temas nombrados, lo cual consigue a través de la utilización de una mínima cantidad de signos y del excelente manejo del diseño gráfico y la publicidad que adquirió en sus primeros trabajos. Kruger trabaja con el lenguaje y con los signos mediante técnicas publicitarias y de medios de comunicación masiva para subvertir la iconografía de la sociedad de consumo, haciendo cuestionar al espectador sobre el feminismo, el consumismo, la individualidad y el poder. En este sentido, uno de los aspectos interesantes de su trabajo es que extrae las imágenes sobre las que trabaja de las revistas que venden las ideas que ella cuestiona. Se apropia de imágenes en blanco y negro ya existentes de otras épocas, las cuales tiene mucho peso en cuanto a significado, alterándolas y destruyendo ese significado inicial para crear uno nuevo. Sus obras poseen tamaño de gigantografía tal como si fueran una verdadera pieza publicitaria, y suelen aparecen en periódicos, vallas, posters, paseos públicos, e incluso en estaciones de tren. De esta forma la artista y su crítica se imponen tanto en el espacio público como en el privado de la persona, planteando preguntas sobre temas que normalmente no se discuten. El estilo personal de Kruger es directo y cortante y apunta directamente al control patriarcal, al económico y al cultural. Algunos de sus eslóganes más conocidos son “Your body is a Battlegroud” (Tu cuerpo es un campo de batalla), “I Shop, Therefore I am” (Compro, luego existo), “ We don’t need another heroe” (No necesitamos otro héroe). La yuxtaposición de la imagen con el texto crea una tensión que logra captar la atención y empujar al análisis del mensaje. El uso de pronombres personales como Tú, Yo, Nosotros, involucra activamente al espectador en el mensaje. La brevedad del texto elimina lo superfluo, y en cuanto a lo visual, evita lo difícil para que la gente entienda claramente lo que la obra está transmitiendo. Teniendo todo esto en cuenta, se ve claramente que el objetivo de su obra es lograr que el espectador efectivamente reflexione sobre los temas que plantea. Se encuentra una ironía también en que su obra posee forma de avisos publicitarios, cuando es la publicidad la que vende y establece los conceptos y las ideas que ella cuestiona en sus trabajos. De esta forma, logra subvertir la tradicional alianza de la propaganda con la élite cultural y los poderosos.